La Paz: donde las promesas corren más que el agua


 

Si algo ha caracterizado a la actual administración municipal de La Paz es su capacidad de anunciar logros… que nunca llegan. Parece que vivimos en la ciudad de las promesas perpetuas, donde los proyectos brillan más en los boletines de prensa que en la vida real.

Un ejemplo fresco: las famosas unidades del Tiburón Urbano. Milena nos dijo que vendrían 40 camiones nuevos para modernizar el transporte. Pues bien, el transporte sigue igual de obsoleto y lo único que se mueve con rapidez son las fechas que “se recorren” indefinidamente. La flota brilla por su ausencia, pero el discurso siempre llega puntual.

El agua, ese recurso que debería ser lo más básico en una ciudad, parece un lujo de otro mundo. Ahí tenemos la planta potabilizadora “La Buena Mujer”, símbolo de los montajes políticos: inaugurada con bombo, platillo y pipas, porque ni conectada estaba. A un año, la realidad es que los ciudadanos siguen llenando tinacos a punta de tandeos y las pipas privadas hacen su agosto.

Y mientras tanto, el Ayuntamiento invita a la ciudadanía a aprovechar los descuentos del predial y a asistir a las actividades culturales de septiembre. Porque claro, nada dice “buena administración” como un 25% menos en multas, aunque la ciudad siga llena de baches y la recolección de basura funcione a medias.

Eso sí: cuando se trata de posar para la foto, la presidenta municipal nunca falta. Que si en entrevistas, que si en ceremonias, que si en informes climáticos por la tormenta… ahí está Milena, puntual, sonriente, asegurando que “todo está bajo control”. Lástima que en las calles el control lo tengan los charcos, los apagones y la desesperación ciudadana.

La Paz no necesita discursos con sonrisa de catálogo, necesita resultados. Y por ahora, lo único que avanza en esta administración es la colección de excusas.

Comentarios